lunes, 31 de marzo de 2014

Esas pequeñas cosas que marcan la diferencia.

Mis cambios de humor me resultan tan raros a veces que yo, personalmente, me asusto. 
Le doy demasiadas vueltas a las cosas últimamente, mi cabeza empieza a divagar sin rumbo. 
Un pensamiento se ha apoderado de mí esta noche. Precisamente sobre eso; la noche. 
Algunas veces es el peor momento del día, porque suele ser cuando más nos rayamos con las cosas y tenemos menos distracción que nos haga olvidarnos de lo malo; pero he pensado positivamente sobre esto. 
Aunque a veces la odio, otras me encanta. 
Es el momento del día en el que todo está en calma; todo está en silencio. 
Ni un sólo movimiento, ni un sólo ruido. 
Sólo tú. 
Produce una sensación increíble. 
Al igual que cuando tienes un largo e intenso día de estrés continuo. 
«Llegas a casa, apenas sin fuerzas para abrir la puerta siquiera. 
Te pesa todo el cuerpo. 
Vas directo a la ducha, a paso lento. 
Te quitas lentamente la ropa y entras en la bañera, le das al agua caliente. 
No quema, aunque está lo suficientemente caliente para que produzca cierta relajación sobre ti, sobre tu cuerpo.  
El agua cae lentamente sobre tu cuerpo mientras reflexionas. 
Reflexionas sobre lo que ha sido tu día; sobre lo que harás después, o al día siguiente; simplemente te quedas un rato pensando. 
Al salir, te secas y te vistes con lo más cómodo que tienes. 
Sales del baño y te das cuenta de que ha empezado a llover mientras te duchabas. 
Coges tu libro favorito mientras esperas que acabe ese minuto y medio mientras que el agua del café que te estás preparando se calienta en el microondas. 
Dos pequeñas cucharadas de café con un poco de azúcar, con eso basta. 
Coges tu taza y te diriges al salón.  
Te sientas, y mueves la cuchara en el sentido de las agujas del reloj. 
Llevas la taza hacia tu boca, pero antes de dar un pequeño sorbo, hueles el aroma que desprende; sonríes. 
Bebes un poco y lo dejas encima de la mesa; acto seguido comienzas a leer tu libro favorito, con el sonido de la lluvia de fondo. 
Solo tú. 
Es tu momento. 
Tu momento de relajación, y de pensar sólo en ti y en las sensaciones que te produce. »
Nos centramos tanto en cosas que creemos que son lo más importante, que no nos percatamos de que a veces, las pequeñas cosas marcan la diferencia. 
Esas pequeñas cosas o esos pequeños detalles que pueden hacer que una noche sea oscura, tenebrosa y negativa, pase a ser una noche de relajación absoluta, que sea tu noche. 




'La noche es un mundo iluminado por sí mismo'. 



domingo, 30 de marzo de 2014

'Si vives mirando hacia el pasado, tropezarás con el presente'

Basta de que me digan lo que tengo que hacer.
Basta de que decidan por mí.
Basta de que cada vez que encuentro la salida del agujero donde me hallo, me recuerden el pasado y tiren de mí hacia atrás.
Basta de que la gente se meta en mi vida sin preguntar.
Basta de que me presionen por el futuro y no me dejen vivir el presente.
Basta de que me hagan sentir mal por hablarme siempre de lo mismo, por repetirme miles de veces cosas que ya sé; por creer que pueden dirigir mi vida cuando en este momento, tengo que decidir yo.
Tengo que decidir hacia dónde voy, pero antes, debo saber de dónde vengo.
Como dice la frase, 'si vives mirando hacia el pasado, tropezarás con el presente'
La presión hoy en día que los adolescentes tenemos que soportar, no pueden entenderlo nadie más que ellos mismos.
Nos pasamos casi toda la semana metidos en una cárcel donde se suponen que nos tienen que educar, donde nos tienen que preparar, pero el caso es que no se nos prepara para la realidad, para el mundo, para lo que hay  más allá de la escuela o el instituto. Diría incluso que bastantes cosas de las que enseñan, luego no sirven para absolutamente nada.
Cuando va llegando la hora de decidir qué quieres hacer con tu vida, qué quieres ser de mayor, qué quieres estudiar, ahí, señores y señoras -o incluso antes- empieza la pesadilla.
Tus padres probablemente, querrán decidir por ti; no siempre pasa, pero en muchos casos, -me incluyo- tus padres quieren que estudies no lo que te guste a ti, sino lo que les gusta a ellos, y eso hace que tu vida se vuelva un caos por momentos.
No vas a estudiar algo que no te guste sólo para satisfacer a tus padres, pero tienes que decidir. Te dirán cosas como que lo que quieres estudiar no tiene muchas salidas, que será mejor que estudies algo que tenga más salidas y puedas acceder a más cosas y a más oportunidades; pero yo prefiero estudiar algo que me guste y que tenga pocas salidas, a estudiar algo que odio, suspender, y no hacer absolutamente nada.
Las cosas más importantes de decidir, desgraciadamente hay que decidirlas en la etapa más dura de tu vida; la adolescencia.
Demasiada presión.
Demasiada frustración.
Demasiadas charlas sobre lo mismo.
Demasiados cambios de humor.
Un día estoy bien, y los dos o tres siguientes estoy mal.
Tengo una mente demasiado complicada, demasiada inestabilidad emocional.
Demasiados problemas y acontecimientos que ya han pasado y aún no he afrontado.
La rutina me está matando, necesito salir de aquí.
Necesito volar, ir más allá de todo esto, necesito un respiro, un tiempo muerto, un descanso, aunque sea breve, pero lo necesito.
Necesito pensar en mí y en mis cosas sin gente alrededor, todos a la vez diciéndome cosas distintas, recordándome épocas duras, haciendo que me pierda en un laberinto sin salida donde lo único que hago es volver sobre mis pasos al punto de partida, eso es lo que consiguen atosigándote, que vuelvas al principio y todos tus esfuerzos hallan sido en vano.


Yo... yo ya no puedo más, he aguantado mucho y sigo intentando aguantar, pero creo que ya no doy más de mi, no me quedan fuerzas, no puedo más, ni siquiera con ayuda.
Me ahogo.


Opinar.

La gente cree conocerte, cree saberlo todo sobre ti; pero la verdad es que sólo conocen tu nombre.
Muchas personas viven sólo y únicamente para meterse en tu vida, molestar.
Intentan hacerte rabiar; intentan hacerte sentir mal; intentan que te hundas.
Es algo que suele hacer la mayoría, criticar y juzgar lo que desconocen. 
Lo peor de todo, es que creen que ellos llevan la razón; creen que de verdad te conocen, y peor aún, creen que tienen el derecho de hablar sobre ti y sobre lo que haces o dejas de hacer.
Todos hemos tenido o tenemos en nuestras vidas las típicas personas que no dejan de juzgar y criticar todo lo que hacemos; de aun no teniendo confianza, se meten en nuestras vidas como si fueran amigos nuestros de siempre; como si ellos estuvieran en nuestro lugar.
Ojalá algún día estas personas se den cuenta y aprendan a diferenciar el concepto 'opinar', porque lo que hacen no es opinar, es decirte lo que has hecho mal, resaltarlo y intentan por todos los medios que te fijes sólo en eso y no en lo que has hecho bien. 

Al final acabas comiéndote la cabeza, porque con lo que esa persona te ha dicho; con lo que esa persona ha resaltado; la manera tan negativa que ha tenido al hablarte, lo único que haces es pensar la famosa y típica frase de 'y si hubiera...'. 

No puedes dejar que te desanimen; tomamos nuestras propias decisiones, somos conscientes de ellas, las elegimos nosotros mismos con sus respectivas repercusiones sobre nosotros; si nos equivocamos es asunto nuestro, de nadie más; si nos equivocamos, pedimos disculpas; si nos equivocamos, quién lo hubiera sabido; si nos equivocamos, ¡qué coño! todo el mundo tiene una segunda oportunidad, independientemente de cuánto la desee y cuánto la merezca.

A esas personas que viven únicamente para opinar y no tienen otra cosa que hacer, les diría que busquen algo entretenido que hacer con sus propias vidas, que no tengan que meterse en la de los demás para hacer algo productivo con su día a día.
Les diría que antes de abrir la boca o escribir algo que pueda dañar los sentimientos de alguien, algo que pueda formar una discusión, algo que simplemente pueda formar un conflicto o repercutir negativamente en la vida de alguien, se lo callen y se lo guarden para ellos, porque para decir algo estúpido, mejor no decir nada.



jueves, 27 de marzo de 2014

Gracias.

Cada vez me va importando menos todo. 
Llegas al punto en el que te cansas de las personas. 
De intentar complacerlas. 
De intentar que se queden en tu vida cuando quieren lo contrario. 
De que sólo tengan en cuenta tus errores y no recuerden las veces que has estado ahí para ellas. 
De pedir disculpas sinceras y que no las acepten. 
De suplicar para que no salgan de tu vida. 
Realmente no va a depender sólo de ti, eso es lo que frecuentemente no entendemos y yo me he dado cuenta ahora; no depende sólo de nosotros que una persona se quede en nuestra vida, al igual que dos personas no discuten si una no quiere. 
Debería de haber aprendido que la gente viene y va; que nunca acaban quedándose del todo aunque des lo mejor de ti; que no debo encariñarme con nadie; que no tengo que depender de alguien para sentirme bien; que no todo sale bien. 
Todo no puede ser perfecto, las personas cometemos errores, a veces hasta causamos problemas. 
Yo no voy ni quiero ser un estorbo para nadie. 
Si alguien me quiere en su vida, aquí estoy; si no, no puedo hacer nada por evitarlo, no seré sumamente plasta ni repetiré más las cosas veinte mil veces. Ya no más. No más indirectas, no más discusiones, no más problemas. 
No escribo esto a mal, simplemente me parece una pérdida de tiempo esperar algo que no va a suceder, o esperar una oportunidad que no llegará. Tampoco debería de dar explicaciones ya que lo escribo por puro desahogo, pero las personas se toman las cosas demasiado mal, me incluyo. 
Llegaré al punto en el que pase de todo; me dará igual todo y todos; me daré igual yo; me dará igual estar bien o estar mal, aunque se de sobra que lo voy a pasar mal. 
Aunque siempre intento sacar algo positivo. 
'No tiene miedo de caerse el que ya está en el suelo, sino el que se está levantando'. 
Nadie piensa en eso, nadie piensa que estar de bajón tiene esa pequeña parte positiva, no se puede estar siempre bien, sonriente, sobresaliente. Estar de bajón significa que antes de eso has estado bien, y es algo pasajero. 
No quiero llegar al punto de ser un pasota total, y espero no llegar a hacerlo. 
Debo aprender a dejar pasar el tiempo y que ponga todo en su sitio, pero qué le voy a hacer; soy una persona muy impaciente y muy paranoica. 
Difícil de aguantar y de llevar. 
Ya tienes que ser valiente y tener mucha paciencia conmigo. 
Realmente la gente que habla conmigo a diario, no tiene ni idea de dónde se mete. 
Y para los que seguís en mi vida después de todo, después de las cagadas continuas, de ser insoportable muchas veces, simplemente para todas aquellas que han estado tanto en lo bueno como en lo malo, gracias. Gracias, de verdad. Gracias por no rendiros conmigo aunque no lo merezca.  

lunes, 24 de marzo de 2014

Tiempo al tiempo.

A veces no puedes evitar que los demonios que habitan bajo tu piel, salgan a la luz mostrándose y atormentándote. 
Los demonios de tu pasado. 
Esos que están ahí para hacerte recordar momentos tristes; esos que están ahí para recordarte momentos dolorosos, muy dolorosos. 
Cuando crees que estás bien y te has recuperado, regresan a por ti; cuando piensas que estás avanzando, te atan y hacen que retrocedas. 
Es algo así como si tuvieras una soga en el cuello, te sientes amenazado, en guardia, no sabes cuándo van a apretar la cuerda; no sabes el momento en el que te faltará el aire para respirar y para seguir adelante. 
Miro un año hacia atrás y veo que todo ha cambiado, los que decían que se quedarían a mi lado no están; los que decían que no me decepcionarían son los que más me han hecho daño, daño que a día de hoy, a pesar del tiempo, lo sigo sintiendo, sigue estando ahí, camuflado. 
Me pisotearon, barrieron el suelo conmigo. 
Sigo recordando esa primera noche que reventé a llorar por personas que no lo merecían, lloré como un jodido bebé, sentí dolor, y lo sentí de verdad, lo supe en ese momento, supe lo que era sentir dolor tanto físico como mental. Lo jodido fue que no sólo pasó una vez. 
Ese dolor sigue ahí, recordándome esos horribles momentos, lo mal que lo pasé; la rabia, la ira, el llanto, la impotencia de no poder gritar, la impotencia de querer reventar a golpes todo lo que tienes en ese instante a tu alrededor. Reprimir esas ganas de todo y acabar explotando con quien menos lo merece. 
Tengo personas a día de hoy que me quieren y me respetan, el problema es, que yo no. No me quiero, no me respeto, no creo que merezca nada de lo que tengo. Algo hice mal, algo pasó para que todo acabase de esa manera tiempo atrás. Todos los días recuerdo cosas que me hacen estremecerme, lo peor eran las ideas que se me pasaban por la cabeza, las cuales nunca llevé a cabo por miedo y por no querer más sufrimiento, por no hacer sufrir a la gente que realmente se preocupaba por mi. Esas ideas a veces aparecen y no entiendo por qué, no lo entiendo, es frustrante, no me gusta y no hay nada ni nadie que me pueda ayudar con esto, ni siquiera yo. 
Supongo que necesito tiempo, más aún, para conseguir olvidarme, o para hacer que se tranquilicen esos demonios que hay en mi interior, hambrientos. 
Tiempo al tiempo. 

sábado, 22 de marzo de 2014

De nuevo, vuelve a pasar.

Hoy, de nuevo, vuelven a mi mente oscuros recuerdos y pensamientos nada buenos. Cuando alguien que conozco tiene un mal día y lo paga conmigo, yo siempre lo aguanto y trato de que su día mejore, trato de que esté mejor, siempre intento dar lo mejor de mi a pesar de que no me traten como deberían; el caso es que cuando yo estoy mal, nadie es capaz de aguantarme, esa gente a la que tú has aguantado, esa gente que quieres con locura y se lo pasas todo e intentas que las cosas vayan bien, esa gente, no te soporta ni te aguanta, esa gente sólo piensa en que no se merecen que les hables o trates mal, no les sirven ni las disculpas. Pues dejadme que os diga una cosa, yo aguanto las cosas, aguanto los enfados, los berrinches, las borderías, yo lo aguanto todo, y sin embargo cuando estáis en mi lugar no hacéis memoria de que lo he hecho, no, en vez de eso os lo tomáis muy mal y no pensáis en que lo que necesito es alguien que me quiera de verdad y si me dice que le importo que me lo demuestre y que cuando tenga un mal día, lo mejore. Es muy frustrante esforzarte por alguien y luego ver que esa persona no movería un puto dedo por ti, porque no te lo demuestra, que no, que yo pido que me quieran como soy, con todas mis facetas, quiero a alguien que me conozca y no salga corriendo, alguien que cuando me diga que se va a quedar en mi vida, vaya totalmente en serio y no huya a la primera de cambio. Basta. Esto me quita las ganas de todo, no puedo, no puedo más. Si entras a mi vida y me calas, luego no te vayas cuando veas que la situación se pone difícil, las amistades y las relaciones se basan en aguantarse el uno al otro, no sólo uno, yo tengo paciencia, pero también tengo mis putos límites, no me gustaría desbordarme y explotar, de nuevo. 

miércoles, 12 de marzo de 2014

Increíble. Eso te define.

Escribo esta entrada mientras escucho nuestra canción, como bien digo siempre, me cuesta mucho empezar a escribir. Tengo mis pensamientos ordenados, pero no sé cómo plasmarlos. Sé lo que quiero escribir pero no sé como. Pero ya sabes que por ti lo intento. 
Me siento muy a gusto contigo, tan solo con tu presencia, me siento bien porque estás ahí. Doy gracias a que esa noche confesáramos ambos lo que pensábamos y lo que sentíamos, más bien doy gracias a que sacaras ese valor para ser la primera persona en decirlo. Me pilló muy de improvisto y mi primera reacción directamente fue una sonrisa. A día de hoy me sigue pareciendo increíble. Sé que es poco tiempo pero me da igual, tengo muchas cosas que decir de estos días. Por fin he escuchado tu voz, y puedo decir que es el sonido más bonito que he escuchado en mi vida y el que ojalá escuche todos los días. Una voz dulce, alegre, y totalmente adorable, que ojalá pudiera estar ahí contigo para darte un achuchón, sé que piensas lo contrario y que probablemente lo estés pensando ahora, pero...me da igual. Y ese acento tuyo que enamora, joder. Desde que te escuché por primera vez siento la necesidad de seguir hablando contigo a todas horas, de madrugada si hace falta. Tengo tu voz en mi cabeza repitiendo las palabras 'te quiero'. Y ya has comprobado que por oír tu voz hago lo que sea, me da igual la hora, el sitio o la situación. La primera vez que lo escuché de verdad, sin leerlo, simplemente tú, diciéndome esas dos palabras que significan tantísimo para mi, y esto sí puedo prometerlo, es que mi cuerpo empezó a temblar, porque eras tú, diciéndome te quiero a mi, en directo, en vivo. La fuerza que tenía en mi cuerpo desapareció en un segundo y me debilité por completo ante esas dos palabras.  No me esperaba nada de esto. Las risas que hemos pasado juntos ahora las pasamos escuchándonos, y es genial. Todo esto es genial, eres increíble, te he dicho ya tantas cosas y tantas veces que decirte que me encantas y que te quiero no serviría de mucho, porque eso ya lo sabes. Puede sonar cursi todo lo que te estoy diciendo pero es lo que siento y tengo que decirlo. Los dos o tres días después de empezar a salir fueron difíciles, ya sabes el por qué, pero aquí estamos preparados para todo lo que venga. Ya casi no tengo miedo. De lo único que tengo miedo es de no ser suficiente, jamás lo he sido y quiero estar a la altura, porque eres la mejor y te mereces que te traten como tal. 
Confío plenamente en ti, y voy a hacer todo lo que esté en mi mano para hacerte feliz y sacarte aunque sea una pequeña sonrisa cada día, Te quiero, te quiero muchísimo. 

domingo, 2 de marzo de 2014

Simplemente, noches.

Noches de insomnio pensando en ti y en nuestras conversaciones.
Noches en las que desearía que estuvieras durmiendo junto a mi, 
que no son pocas.
Noches en las que lo único que hago es echarte de menos. 
Desearía tenerte junto a mi, a mi lado, para mirar directamente hacia tus ojos,
porque ni los silencios son incómodos contigo, se hacen bonitos con tu presencia.
Me conformaría tan solo con eso. Ojalá.
Ver cómo caes en un sueño profundo, ver tu cara de ángel, porque eres eso,
un ángel caído del cielo, con las alas rotas, esperando a que llegue ese alguien,
ese alguien que las repare. Querría ser ese alguien, pero simplemente soy un corazón roto, más que roto, traicionado y pisoteado, un cuerpo sin vida, también esperando a que recojan los pedazos del suelo y vuelvan a recomponerlos. El caso es que tú poco a poco lo estás consiguiendo.
Despertarme y que lo primero que vea sea a ti a mi lado, que no haya sido sólo un sueño el tenerte conmigo, que por fin los días sean buenos días de verdad.
Quitar la alarma los domingos, levantarme temprano por mucho que ame dormir, para hacerte el desayuno y despertarte suave y cariñosamente.
No pido tanto; eres uno de los pilares que me sostienen y no me dejan caer,
estás ahí siempre.
No puedo prometerte el cielo, que es lo que te mereces,
y sabes que no me gusta prometer, sabes el porqué;
pero, eh, puedo asegurarte que mientras esté en este mundo, estaré ahí contigo, 
en las buenas, en las malas y en las peores.
Tampoco puedo asegurar que yo sea ese alguien que repare tus alas,
porque ni si quiera yo tengo fuerzas para repararme a mí, pero lo intentaré, por ti.
Cuando te conocí nunca llegué a pensar que te llegaría a necesitar tanto.
No me gusta tener que depender de las personas, porque la vida no me ha tratado muy bien en ese aspecto. Tengo miedo, mucho miedo, pero lo haré por última vez y confiaré en ti.
Desde que nos conocimos hasta ahora me has demostrado mucho más que personas que conozco desde hace años, tienes ocupado un lugar enorme en mi corazón, y eso ya es decir.
Sobrepasaste el muro que construí para que nadie me hiciese daño, lo derribaste, lo quitaste.








Noches en las que tendrías que estar aquí, o yo allí, y no a cientos de kilómetros.
Simplemente, noches.