martes, 17 de febrero de 2015

Día 1.

He estado dándole vueltas a todo un poco y solo he obtenido de ello un fuerte dolor de cabeza. 
He pasado el día tirado en la cama con una tenue luz escuchando Ghost stories junto con algún que otro álbum que hace que me relaje, pero ni con eso se va lo que quiera que sienta ahora mismo. 
He perdido práctica con esto de escribir sintiendo y no teniendo que pensar para que me salga alguna que otra línea que no llegue al corazón de nadie. 
Últimamente siento demasiado que todo lo que me rodea me supera, cada mañana cuesta más levantarse y no sólo por tener sueño, sino algo más que no he descubierto, o quizá no lo quiera descubrir realmente. 
¿Sabéis cuando se hace una montaña de un grano de arena? pues así soy con todo, y estoy empezando a ser como un repelente para todos, y no hago nada para detenerlo. 
Que cuanto más les quiero peor les trato y más borde soy, que me siento solo y quizá es que lo merezco, o realmente no lo estoy y no hacen que lo vea. 
No siento ganas de nada y en otras ocasiones quiero algo y no se que es, quizá es un vacío constante que a veces quiere ser ocupado por algo, pero no consigo saber el qué y después de años sigue igual. 
Las mañanas se pasan lentas y las tardes vuelan, mis noches son mis días y a dormir de madrugada. 
Esta vida no puede ser buena, pero llega un momento en el que ya te has hecho a ella y por más que te quejes y maldigas todos los putos momentos en los que deberías haber dicho basta o haberte puesto a hacer algo y actuar en lugar de quedarte pensando, ya es tarde. 
Puede que me equivoque o puede que no pero por ahora, soy realista. 
Todo se hace más duro cuando estás de bajón y apenas ves con claridad las cosas, más bien te ciegas, no hace más que perjudicarte a ti. 


viernes, 6 de febrero de 2015

Ya va siendo hora.

Lo cierto es que echo mucho de menos a personas que me hicieron mucho daño, 
he pensado muchas veces en mandarles un mensaje preguntándoles... no sé, 
cómo les va la vida (sin mí), si están bien o mal, qué han estado haciendo todo este tiempo en general. 
Yo creo que cuando cortamos lazos totalmente con una persona, si verdaderamente ha sido importante, jamás dejamos de echarla de menos. 
Pero echamos de menos a la persona que conocíamos, a la que se ganó un lugar en este frío corazón y consiguió un pequeño hueco que se hace más grande a medida que la gente especial sale de él. 
Siempre me abstengo a crear un nuevo mensaje, ya no sólo por el daño que me causaron queriendo o sin querer, sino por mí y por mi orgullo, y menos mal. 

Antes solía pasar la mayoría de mi tiempo echando de menos; dicen que el primer paso para olvidar es ese, pero como ya he dicho, una vez que esa persona nos cala, siempre permanece en nosotros, se convierte en una pequeña parte ya sea para bien o para mal. 
¿Y sabéis qué? Está bien. 
Prefiero echar de menos a alguien que estar enganchado, es un dolor bonito. 
Que sí, que es probable que de vez en cuando pase por mi cabeza esa ocurrencia y curiosidad de saber, pero como siempre me retendré, porque el más ignorante y el que menos se entera de todo, es el más feliz, y yo creo que ya va siendo hora de serlo de verdad. 

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Feliz Navidad.

Antes, para mí, la Navidad suponía todo lo bueno que me podía pasar; vacaciones, películas navideñas al calor del brasero, familia más unida que en todo el año, árbol de Navidad, luz y color por cada rincón tanto de la ciudad como en mi propia casa, ambiente en la calle, cientos de personas paseando con sus familias, ansias de que llegasen las cenas familiares para comer todos juntos más de lo que se pueda imaginar; la ilusión por el año nuevo, los propósitos que al final nunca se cumplen y se van acumulando... y cómo no, la cabalgata de reyes, la noche en la que ningún niño podía dormir impaciente por tener sus regalos bajo el árbol la mañana siguiente. 
Ilusión, luz, esperanza, incluso se veía la lotería por la tele con la familia por si nos llevábamos alguna alegría. 
Es increíble cómo cambia todo cuando creces. 
Te das cuenta de que los adultos están amargados y más que amargados (no digo todos, pero la gran mayoría es así, y se ve). 
Lo que antes era montar el árbol de Navidad con tu gente entre risas ahora se convierte en hacerlo por obligación, y de milagro alguien se digna a ponerlo para dar mejor aspecto a la casa. 
Ves a la gente en la calle aparentando felicidad y yendo a comprar los regalos. 
En mi caso, ves a tu familia impacientes porque acaben las cenas familiares y no tener que pasarse los días cocinando. 
La ilusión se esfuma junto con el espíritu navideño y lo peor es que se te pega. 
Ese espíritu y ese niño pequeño que llevas dentro se va y en cada Navidad y celebración te das más y más cuenta de que ya no está, el vacío es cada año más abrumador. 
Lo que antes era sentarse una tarde a comer palomitas en el brasero viendo alguna película de las que dan en la televisión para pasar la tarde sin aburrirse, pasa a ser hora y media de silencio e incomodidad deseando de que acabe la película o de formular alguna excusa y hacer cualquier otra cosa, evitarlo a toda costa. 
Lo que antes era salir a la cabalgata a ser el niño que más caramelos pudiera recoger, y no dormir esa noche por los nervios, pasa a quedarse en casa como cualquier otra noche, y sin ilusión por regalos; incluso antes de las vacaciones pasamos el tiempo queriendo que no lleguen por las notas y por lo que nos puedan decir sobre ellas. 
O te compran algún detalle y te lo dan antes de tiempo. 
Es una pena, la verdad, una pena que algo tan extraordinario y tan bonito, algo que te daba vida, luz e ilusión, se esfume con los años y se convierta en un período oscuro con alguna que otra luz de color por ahí. 
Es triste no poder disfrutar igual que antes de las pequeñas cosas de la vida.  
Que no os engañen, la Navidad solía ser bonita, ahora solo es algo comercial y se trata de comprar y aparentar felicidad. 
Nos venden la moto y acabamos comprando varias. 
La verdad, no quiero crecer, eso era lo que más deseaba, hacerme grande y mayor, ahora me arrepiento. 
Para las mentes inocentes e ignorantes esta es una época maravillosa, para los que se dan cuenta de las cosas y viven en días grises diariamente por lúcido que sea el sol en el cielo, son sólo eso... días como otros cualquiera a excepción de la gran importancia que tiene. 
El mundo es así, se mueve todo por el dinero y aunque digan que el dinero no da la felicidad, os digo que es una gran mentira. 
¿Cuántos problemas os quitaríais de encima si tuvierais el dinero que quisierais o simplemente todo estuviera muchísimo más barato? Ya sea viajar a ver a las personas que quieres o viajar para ver mundo, comprarte lo que te apetezca, vivir donde quieras, no preocuparte de lo que gastas o consumes, poder hacer regalos en condiciones... todo lo mueve el dinero, no digo que de completa felicidad pero reconozcamos que nos alegraría mucho la vida. 
Lo que hace la sociedad de hoy es transformar épocas del año preciosas como la Navidad en algo que les beneficie para sacar provecho. 
No digo que no me guste pero cada vez me gusta menos que llegue, para qué mentir. 



Aún así aprecio a la gente que lo vive de verdad, dejando de lado el tener que comprar regalos y demás, sólo disfrutar y dejar que el ambiente les consuma de felicidad y alegría, de luz y de color, porque de eso se trata precisamente.
Y de hacer sentir bien a quien quieres, e incluso ser amable con quien no conoces, como debería de ser. 
Me alegra pensar que todavía quedan esas personas que transmiten el espíritu navideño a los demás, que se ilusionan y vuelven a sentirse como si fueran niños otra vez por muy mayores que sean. 
Sólo por eso, esta época merece la pena. 
Y para los que pasan las navidades sin compañía, disfrutad igualmente, si estás bien contigo mismo, puedes vivirlo y disfrutarlo al 100% aun estando solo.
Además, yo estoy con vosotros. 

Feliz Navidad. 

jueves, 11 de diciembre de 2014

Momentos de bajón, dichosos momentos.

Esta entrada la escribí hace un tiempo, y me apetecía subirla para intentar de alguna manera conectar con las personas que se sienten así como yo en algunas ocasiones, espero que os guste.


Las rayadas nocturnas cada vez son más frecuentes, mucho más que antes. 
Anhelo las noches en las que me iba a dormir sin tener nada importante en la cabeza, 
nada que pensar, 
nada que meditar, 
nada a lo que darle vueltas ni pensar. 
Ya es rutina que mi mente ocupe el mayor espacio en tonterías 
y cosas que tendría que pasar por alto, 
cosas que tendrían que serme indiferentes, 
y no interesarme lo más mínimo. 
Una de esas noches es esta, ahora, 
en este preciso instante; 
escribo para intentar sacar lo que sea que esté en mi cabeza 
y que me impide hacer cosas verdaderamente importantes. 
Le doy mucha importancia a asuntos que no tendrían ni que interesarme si quiera, 
pero aquí estoy, 
sacando lo que llevo dentro o al menos algo de ello, 
para poder centrarme en sacar mi propia vida hacia delante, 
dejarme de tonterías y decirme que madure y piense en mis cosas, 
y no en la de los demás. 
Que los demás hagan lo que quieran; 
descuidad, yo también lo haré. 
Uno de los defectos que tengo, 
o virtudes según se mire, 
es la curiosidad y el querer saber más allá de lo que veo y de mis conclusiones, 
eso puede desembocar en muchas cosas como por ejemplo, destruirte. 
Ya sabéis que quien busca donde no debe se entera de lo que no quiere, 
que el que más sabe es también el que más sufre y el más ignorante el que mejor vive. 
Mi error quizá es ver algo donde no hay nada y creer que en mi vida desierta mis ilusiones son reales. 
No sé. 
Ojalá pudiera controlar tanto lo que siento como lo que pienso, 
controlar en cada momento mi mente, 
enfocarla donde yo quiero y no donde le plazca. 
Bueno... nadie dijo que fuera fácil y estas noches... son las que más me lo demuestran. 
Sólo espero que todo por lo que estoy pasando, merezca luego la pena. 

jueves, 16 de octubre de 2014

Vacío

Echar de menos es realmente duro. 
La otra noche pensé que no podía dormir debido a la lluvia, cosa que me encanta oír, irónico que no me dejase pegar ojo. 
Pero un rato después supe que no era la lluvia la causante de mi insomnio, empecé a creer que era por echar de menos a alguien, que era algo que no me quitaba el sueño desde hace tiempo. 
Pero simplemente te quedas ahí, mirando hacia el techo de la habitación, dándole vueltas un poco a todo, y pensando en quién o qué te quita el sueño.
Quizá una persona, o más de una, o puede que los recuerdos que te quedaste de los que se fueron y que anhelas.
Por muchas vueltas que le des a tu cabeza y por muchas que des en la cama, por alguna extraña razón no te entra sueño. 
Sólo estás tú, en tu soledad y tus pensamientos, escuchando la lluvia caer a las cuatro y media de la madrugada, preguntándote qué es lo que te pasa. 
No te sientes mal, pero tampoco estás bien, es una especie de vacío que te impide hacer nada. 
¿Pero qué es el vacío? quizá es la mezcla de muchos sentimientos a la vez que te provoque el pensar que no sientes nada porque no puedes asimilarlo todo al mismo tiempo. 

martes, 16 de septiembre de 2014

El interés.

Estoy harto de toda esta situación, 
y en parte es mi culpa. 
Tengo detalles con la gente, 
esperando a que me correspondan,
a sorprenderles,
a alegrarles, 
a que valoren lo que hago, 
o el tiempo que paso pensando en ellos para planear algo, 
pero,
en cambio nadie,
y cuando digo nadie es nadie, 
tiene esos detalles conmigo. 
Digo que parte de la culpa es mía por esperar a que lo hagan, 
a dar y no sólo recibir, 
pero nunca es así y joder, 
me jode.
No muestran interés, 
no lo tienen y eso me hace replantearme muchas cosas, 
porque todo el mundo puede hablar y decirte misa, 
pero piensa para ti, 
¿qué me estás vendiendo? 
¿qué quieres realmente de mí? 
La conclusión que saco de todo esto es dejar de tener algún tipo de detalle o interés por la gente que nunca lo muestra, así me ahorro vivir en una continua decepción y la constante pregunta que mi cabeza se hace, '¿por qué yo sí y ellos no?'. 

sábado, 16 de agosto de 2014

Escribir es la clave... supongo.

Yo no soy esa persona que sale los fines de semana con sus amigos a beber, bailar, charlar, pasarlo bien en compañía. 
Yo no soy de esas personas que se levantan ya con algo en mente sobre lo que harán ese día, de esas personas que a pesar de tener sueño se levantan con una sonrisa. 
Yo no soy de esas personas que si les falla alguien pueden recurrir a otra persona y contarle sus problemas como algo normal. 
No soy de las personas que tienen a alguien a quien contarle absolutamente TODO... ya no. 
No me levanto con ánimo ninguna mañana, no tengo esperanza en mi vida, no tengo ambiciones, ilusiones, sueños, aspiraciones en la vida, objetivos, metas, no tengo a un grupo de amigos con los que salir o a los que recurrir cuando esté de puta pena. 
Sólo he tenido a gente que me ha fallado y los únicos que me ayudan están demasiado lejos de mí. 
No soy ese hijo del que sus padres se enorgullecen, más bien lo contrario. 
Mis notas no son las mejores del mundo, mi familia mucho menos, y yo, bueno, yo... soy un caso perdido, digan lo que digan, me hablen lo que me hablen o me intenten convencer de algo que sé que es cierto. 
La verdad es que la soledad es algo a lo que creía haberme acostumbrado, algo ya normal en mi vida pero a veces me siento tan solo que me consumo por dentro, duele demasiado, me cansa, me agota física y mentalmente y yo ya no puedo más. 
Sólo me queda escribir, porque otra cosa no se puede hacer. 
Escribir y desahogarme. 
Escribir y que me lean personas que se identifiquen y me hagan sentir que no soy la única persona que pasa por esto. 
Ya sé que hay miles de personas en peor situación y que siempre podría ser peor, pero yo no miro a los demás, solo a mi vida. 
Que me he cansado de sentirme así y no sé qué es lo que tengo que hacer para quitar y destruir esta sensación que corroe mi cuerpo entero. 
Que ya no puedo más. 

Me he vuelto a perder.

He perdido la cuenta de las veces que te he escrito, 
de las veces que me he desnudado emocionalmente a ti, 
de las veces que he intentado explicar cómo me siento, 
de las veces que te he necesitado y no te he escrito por no querer molestar. 

He perdido la cuenta de las veces que he borrado todos esos mensajes que han quedado en el olvido, 
o en lo más profundo de algún pequeño rincón de mi mente. 
Esos mensajes que nunca me atreví a enviar, palabras llenas de sentimientos que no quise mostrar, 
notas en la memoria de mi teléfono móvil que borré y no quiero recuperar. 

He perdido la cuenta de los días que han pasado desde que 'nosotros' pasamos a ser 'tú' y por otro lado 'yo', 
y, 
también... he perdido la noción del tiempo. 

No sé en qué día vivo y no me hace falta alguna mirar el reloj, 
sólo pienso que es tiempo perdido, 
el tiempo pasa y yo sigo aquí, 
viviendo en el pasado. 
Ese pasado que me atormenta, 
ese pasado que no me deja vivir, 
no me deja dormir, 
me llena de ansia, 
de rencor, 
de furia, 
de decepción, 
de tristeza y melancolía, 
tantos sentimientos a la vez que hacen que a veces piense que me siento vacío; 
y es que la sensación de vacío puede que sea esa, 
demasiados sentimientos por asimilar, sentimientos contradictorios, 
sentimientos que no puedes controlar y que te aíslan cada vez más hacia tus adentros. 
Que el tiempo tal y como dicen es oro,
yo lo estoy desaprovechando de una manera increíble y simplemente me siento a observar cómo pasa la vida, 
cómo cambian las personas de mi alrededor,
cómo los demás siguen adelante,
y cómo yo sigo aquí estancado en este agujero frío y oscuro que no me deja ver la puta luz del día,
sólo eso, oscuridad. 

No sé. 

Simplemente he perdido la cuenta, 
y no sólo eso... 
podría decir que casi lo he perdido todo y apenas me retienen cosas por las que dejar de luchar y dejar de mantenerme en pie, 
o tener paciencia y esperanza, 
tener algo de esa fe de la que todos hablan. 

Me he vuelto a perder. 

martes, 5 de agosto de 2014

¿Libertad? Y una mierda.

Ojalá tuviera lo que se dice una completa y total libertad. 
Poder hacer lo que sea y cuando sea sin que nadie me lo impida;
sin que nadie me replique,
sin tener que dar explicaciones. 
Como por ejemplo salir en mitad de la noche a la solitaria calle. 
Dar una vuelta en silencio, sumergiéndome en mis pensamientos.
No somos libres ni para estar en la calle. 
Es como cuando dicen que tenemos libertad de expresión, 
me resulta gracioso que digan eso porque cuando nos intentamos expresar,
o manifestarnos por nuestros derechos,
o simplemente dar nuestra opinión,
nos cierran la boca de cualquier forma, ya sea violentamente o no.  

La gente tiene muy creído eso de que somos libres, 
la verdad es, que somos esclavos de nuestra mente. 
Vivimos en un mundo donde las personas que podrían tener talento,
no se atreven a intentarlo por el qué dirán, 
por la vergüenza, la timidez, y las risas de los payasos de siempre,
sí, ya sabéis a lo que me refiero,
esas personas que se ríen cuando alguien intenta hacer una demostración sobre algo,
incluso si lo hacen de lujo, ya está la panda de ineptos de siempre riendo por lo bajo. 
Ese tipo de comportamiento hace que las personas retrocedan, que no hagan las cosas por miedo. 
Miedo por tres o cuatro gilipollas. 
Los sueños son muy fáciles de romper 
y nuestras alas las cortan antes de que pensemos incluso en echar a volar. 
¿Que somos libres? Y una mierda. 
Este mundo... este mundo está mal y va a peor. 
No dejéis que os rompan los sueños por lo que os digan un par de personas
que lo único que quieren es que os hundáis y no mostréis al mundo
quénes sois. 
Que les den, el que la sigue la consigue, pensad que habrá tres o cuatro que intentarán
haceros fracasar, pero habrá el doble, el triple e incluso más personas que pensarán lo contrario. 
Yo sigo manteniendo algo de fe en la humanidad por varias personas,
que hacen que la recupere y no de este mundo por perdido,
pero al paso que vamos... queda mucho por ver, y posiblemente sea incluso peor.
Pero sigo pensando que somos esclavos de nuestra mente y pensamientos.  

viernes, 1 de agosto de 2014

Vuelvo a escribir.

Vuelvo a escribir porque vuelvo a estar mal.
Siempre es lo mismo, mi vida es una mierda de rutina de la que no hay forma de salir.
Podría hacerlo pero no tengo fuerzas para ello.
Siempre estoy igual, no se cómo la gente me aguanta, 
o cómo me aguanto yo, que más bien no me soporto.
Vuelvo a escribir por gilipolleces que se juntan 
y se hacen una bola enorme que me supera, 
me supera por completo, de verdad.
Estoy cansado de estar cansado, 
me pasa de todo y a la vez no me pasa nada.
Vuelvo a escribir porque de nuevo, 
un montón de sentimientos se han cruzado dejándome sin aliento, 
sin poder respirar ni poder moverme, 
sólo querer llorar.
¿Que por qué? Buena pregunta, yo ahora mismo me la estoy haciendo, 
no soy consciente de ello.
Son demasiadas cosas las que me tienen así y lo peor de todo es que son tonterías, 
parezco... no sé, parece que tenga siete jodidos años en vez de diecisiete.
Nadie me toma en serio, nadie cree que sea capaz de hacer muchas cosas, 
todos o casi todos me ven de una manera pero nunca han visto la otra cara de la moneda.
Nadie cuenta con mi opinión, o simplemente sudan de ella, 
eso me quita las ganas de todo. 
¿Por qué formo parte de algo en lo que mi opinión no sirve ni me hacen caso? 
¿Qué cojones estoy haciendo? 
¿Y por qué sigo luchando y intentando ignorar el hecho de que ya me han sustituido no una sino varias personas por gente que conocen de tres o cuatro días?
No me entiendo, no entiendo nada, sólo tengo ganas de escuchar música lenta, 
triste como dirían otros, 
tumbarme en la cama y ponerme a dormir antes de que ninguna lágrima se me escape y se deslice por mi mejilla.
Soñar con otro lugar, 
otras personas, 
otro ambiente, 
nada de dolor.
He pasado demasiado tiempo teniendo en cuenta a los demás en vez de a mí, 
años luchando para que todo se vaya a la mierda.
Me he convertido en un ser débil que no aguanta nada, 
o mejor dicho, me han convertido, y no puedo decir que tenga orgullo al decir cómo soy.
No me fío ni de mí mismo, soy una persona insegura, desconfiada, no sé, 
son tantas cosas negativas que decirlas todas me deprimiría aún más de lo que ya estoy ahora mismo.
He recurrido a escribir aquí porque es la mejor salida, 
y mejor que otras cosas que se me pasan la cabeza y también podría hacer.
No sé hasta dónde voy a llegar escribiendo esta entrada, 
supongo que dejaré de escribir cuando me relaje algo más, 
tampoco sé bien qué estoy diciendo o qué quiero transmitir; 
más que transmitir estoy escribiendo todo lo que pienso. 

Me siento física e inestablemente agotado.

Como cuando te dan una noticia que hace que te estremezcas, o como cuando se muere alguien y te lo comunican, o como si me hubieran dado una gran paliza a golpes.
Siento ganas de llorar, pero tengo que fingir que todo va bien, 
tengo una vez más que guardarme las lágrimas para mí y llorar por dentro;
no preocupar a los demás, a los que están a mi alrededor y simplemente decir 'estoy bien, sólo es el cansancio'.
No quiero escribir más, no quiero, pero por otra parte me apetece desahogarme y distraerme con algo para no caer del todo.
Ni siquiera sé si voy a subir esto, en fin.
Esta no es la típica entrada en la que piensas '¿qué voy a escribir?' piensas el tema, reflexionas y escribes, no.

Esta entrada es algo más allá, más personal y llega a alcanzar mis pensamientos.

Una parte de mí me dice 'no seas gilipollas, déjate de tonterías y suda de todo, 
sé feliz y deja que sean felices contigo las personas que te hacen bien' 
pero la otra parte me dice 'a la mierda todo, déjalo todo atrás, desaparece del mapa, te van a volver a hacer daño, vas a volver a estar mal, vas a caer de nuevo' y la verdad es que ambas partes me tienen en un mareo continuo.
Veo cosas que me matan, que me dañan y las personas que lo hacen no se dan cuenta, pero oye, yo no pienso decir nada.

Al igual que yo conozco a mi gente y sé cuándo les pasa algo y cuándo he hecho algo malo, ellos deberían esforzarse lo mínimo y pensar un poco a ver qué han hecho o qué no han hecho, porque yo tiendo mi mano, mi brazo, y hasta mi alma para ayudar a quien me necesite, pero, ¿estarían todas esas personas dispuestas a hacer eso por mí? Porque las palabras son muy bonitas, pero las personas muy hipócritas y mucho decir voy a hacer esto o voy a hacer lo otro y al final, ¿sabéis qué hacen? oh, cierto, nada. Nada absolutamente.

Dejad de decir, prometer, y decir misa. Para ver y escuchar promesas en vano ya tengo la televisión para escuchar a los políticos sus palabrerías y para escuchar misa y palabras fantásticas y maravillosas y hay por ahí muchas iglesias.
Esto puede que me haya servido para estar algo mejor, pero siempre pasa algo que hace que todo de la vuelta, que estoy bien un segundo y mal al otro por algo, y viceversa.
Qué puto descontrol de vida, qué difícil lo hago todo y qué imposible me lo ponéis, joder.
No tengo nada más que decir, ni siquiera voy a releer esto, así que hasta otra, supongo.